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martes, 6 de diciembre de 2022

La presencia en la ausencia: arquitectura y silencio


Autor: Dr. Arq. Joel Olivares Ruiz

La arquitectura del silencio es una de las características del Minimalismo, que de alguna manera mutó en su expresión del brutalismo lecorbusiano, llamado así por la experimentación del recurso técnico de la mayoría de su obra en el uso del concreto visto. Recuérdese que Le Corbusier fue también escultor y pintor cubista, su visión de la arquitectura es la de un esteta aunque su discurso fuera funcional.

El cambio de paradigma entre el Moderno y el Posmoderno es lo que lo hace diferente, porque la búsqueda del Movimiento Moderno en la Arquitectura es para conformar el presente enterrando el pasado como Movimiento revolucionario. Va contra la arquitectura Neoclásica y el valor del suelo en los centros históricos. El lenguaje lecorbusiano se vio esquematizado en la técnica simplista de muros y losas en rectángulos, formalmente en cajas de zapato, aplicando el lenguaje funcional de las fábricas: muros aplanados en blanco y ventanas horizontales metálicas pintadas en negro, carente de expresión tipológica al ser aplicado a todos los modos de arquitectura. El llamado carácter de la arquitectura se ve banalizado, obviando las características formales que es lo que nos hace reconocer los edificios en su tipología y además los hace únicos como expresión, al imprimir cada autor su pensamiento.


El movimiento Posmoderno como Movimiento Reaccionario al Moderno, recupera el lenguaje histórico de la arquitectura, principalmente en la significación, le da la escala humana, la creatividad en la articulación del lenguaje y, sobre todo, recupera el enfoque estético de la arquitectura, actualizándolo ya no como arte, sino como Diseño. Es por ello que la principal característica del Movimiento Posmoderno es la referencia al pasado, no como copia sino como reinterpretación icónica y reconocimiento en sus logros. Es decir, haciendo evidente la referencia, pero como movimiento barroco, exagerándola, para de esa manera significarla. De esa manera se reconocen positivamente los logros del pasado y se hace de este movimiento un contínuum.


El Minimalismo como todos los movimientos del posmoderno es retórico, aunque no lo parezca porque los lleva al lenguaje metafórico, que al no ser objetual es más difícil de reconocerlo. Se basa en conceptos, que al explorar se traducen a un lenguaje específico para articular múltiples maneras de interpretar el Minimalismo, por ejemplo, la delimitación autoimpuesta como reto en el uso de la geometría básica, para alejarse de la complejidad de la forma, la aparente ausencia de la estructura, la textura, la limitación del color sobre todo en neutros y continuos, que supuestamente no son colores agregados al estar inmersos en los materiales.

El manejo de la luz para producir sensaciones sobre todo en la conformación del espacio y el silencio como principal atributo, que es lo que lo engrandece, es por ello, el enfoque de utilizar el menor número de materiales para que los efectos tengan una presencia en la ausencia, si estamos acostumbrados a ver la forma como figura y significado.


De el Minimalismo como Arte escultórico urbano al Minimalismo arquitectónico es un breve paso, interpretado desde la arquitectura como Arquitectura escultórica de Diseño, no con una semiótica arquitectónica racional, con ello gana presencia a nivel urbano, ese es el campo del Minimalismo, el silencio como protesta ante el caos de la ciudad.

Pasa de la arquitectura como monumento para hacerse anónima y con ello adquiere su grandeza, pero al ser un movimiento radical, no es tan fácil de clasificarla ni interpretarla, menos hacerla de manera esquemática, porque a pesar de su sencillez es compleja y su lenguaje no es tan evidente. En principio es un antiestilo porque tacha a sus precedentes como estilos arquitectónicos manieristas, el Tardomoderno, el Posmoderno Histórico, el Hight-Tech y el Deconstructivismo, que de hecho este último sería su némesis radical. Sin embargo a pesar de su reclamo hacia el manierismo también es manierista con otros conceptos, como son los efectos ópticos, las trasparencias, las distorsiones del espacio, las texturas y la negación de el espacio como profundidad.


Nuestra hipótesis es que, salvo el posmoderno histórico, el resto parten de una interpretación diferente de Le Corbusier como génesis del movimiento moderno, así que si el Tardomoderno rescata el código lecorbusiano de la primera época el minimalismo se va a su esencia, que es la construcción del espacio-tiempo sin las pretensiones utópicas y sociales del Moderno, es decir es también una arquitectura de Diseño.

Si hay un antecedente directo de este tipo de arquitectura basada en los espacios de recorrido es Luis Barragán. Tanto Tadao Ando como Campo Baeza no han ocultado su referencia, anecdóticamente ambos curaron la exposición de modelos e instalaciones junto con planos, dibujos y fotografías en su homenaje en la exposición en Tokio y en Madrid. La arquitectura de Luis Barragán no se le puede llamar Minimalista pero a la lectura e interpretación si se pueden entrever rasgos que se conservan de referencia.

Estos conceptos los podemos observar en Luis Barragán interpretando a Le Corbusier.


En el Modelo de la casa Estudio en Tacubaya, construída en 1947, se puede observar la intencionalidad de traducir los conceptos Le corbusianos a las condiciones propias de su obra, la ubicación en un callejón dando espaldas a la ciudad, la visión de volcarse al interior colocando la casa al borde de la calle para dejar el máximo de jardín. La búsqueda de la privacidad y de no hacer ostentosa la fachada, sino resolverla mas que para la vista externa es para la sensación perceptiva desde el interior del espacio. Así que de afuera no resulta para nada interesante, podría ser hasta fría, falta de color y con acabado de aplanado de cemento gris, sin pintar muy coherente con las construcciones de la privada en una colonia obrera, y talleres. La fachada así de la casa estudio, a pesar de buscar ser anónima, toda gris y con vidrios traslúcidos en el estudio y doble ventana en las recámaras superiores, la puerta metálica pequeña. Es en el interior donde produce una serie de espacios teatrales dentro de otros espacios, con sencillez y simplicidad, propio de su carácter escultórico pero de otro nivel de calidad en la percepción del espacio y nivel de vida. Entrando a la casa por un pasillo con una banca y doble puerta se llega al vestíbulo de doble altura pero como espacio cerrado con puertas y ampliamente iluminado como un patio. Ahí está la escalera sin barandal de piedra y abajo como púlpito una mesa empotrada con una silla y el teléfono, se pierde la escala se hace teatral y aunque es un espacio cerrado resulta un no-lugar o espacio de transición, solo enmarca el lugar del teléfono con esa distancia que jerarquiza la privacidad de la los otros lugares de la casa, funcionalmente el peor lugar para contestar comodamente, sin embargo el vestíbulo es un espacio privado interno de una persona que vive sola, es el contacto con el exterior y unico teléfono. Un detalle de la casa que resulta fenomenológico como es el caso del sitio del teléfono, es una mesa en su recámara, que tiene una ventana con una contraventana que al moverla produce una luz sobre la mesa en la tarde de 3 a 5 pm. Es la hora después de comer que dedicaba a leer la Biblia. La vista desde la estancua-comedor al jardín, da la idea de un bosque, por los árboles grandes y la maleza sobre las bardas.


La casa tiene varios recorridos, como laberinto, diseñada para tener lugares de estar según su actividad en el día y estado de ánimo. A pesar de tener la influencia lecorbusiana y ser época del funcionalismo, la casa es teatral, tiene espacios cerrados que parecen abiertos como el jardín y espacios abiertos que están cerrados como el techo, que sirve de espacio de meditación. Pero sobre todo es una arquitectura de la luz y textura donde el color que es el icono de la obra resulta luz congelada.

De la misma manera Tadao Ando expresa refiriéndose a su obra y en concordancia a la de Luis Barragán: 

Creo espacios interiores cerrados, y no abiertos. Utilizo paredes para definir los límites de estos espacios, y lo hago basándome en criterios humanos, de forma que las personas perciban esos espacios como apropiados y cómodos. Con las paredes rompo también la monotonía habitual de, por ejemplo, los edificios comerciales. Finalmente, las paredes separan el exterior, frecuentemente ruidoso y caótico, del interior, que está diseñado como remanso de tranquilidad, aislado de lo demás.


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