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miércoles, 10 de mayo de 2023

Al rescate de la Arquitectura Mexicana: Bernal Lascuráin Rangel

Autor: Joel Olivares Ruiz

En los años 70 se vivía para los recién egresados de la escuela de Arquitectura el apogeo del movimiento Moderno, con el lenguaje lecorbusiano primordialmente. Y no solo el lenguaje y la tecnología sino la meta de ser Moderno, que en ese entonces significaba la originalidad, la experimentación y el uso de materiales de recubrimiento innovadores. Por supuesto, dado que el movimiento Moderno es utópico y social, la casa de interés social es el centro de atención, así como los conjuntos urbanos y los edificios nuevos en los centros históricos. Oficinas, comercios y departamentos sustituyeron casas antiguas de valor histórico, ampliando las calles para incrementar la vialidad urbana del automóvil y estacionamientos. El progreso de la época.

Esto dio como consecuencia la demolición de casas antiguas y la venta como remate de vigas, tejas, herrería, puertas y ventanas. Para algunos arquitectos como Armando Bravo, Enrique Murillo y Bernal Lascuráin, entre otros, vieron la posibilidad de reciclar los materiales, para incorporar a sus obras y hacer una arquitectura mestiza entre Moderna y Clásica.

Esta actividad de destrucción masiva de todo aquel edificio considerado antiguo, resultó una reacción en contra para protegerlos, de manera oficial, con reglamentos para los sitios históricos, pero difícil de aplicar, básicamente por la definición en aquel entonces de un tipo de arquitectura llamada coloquialmente estilo colonial mexicano, solo por incorporar tejas, aplanados blancos y herrerías. Muy de caricatura.

El movimiento Posmoderno nace en los años 70 en Estados Unidos con el libro de Robert Venturi La complejidad de la Arquitectura, donde hace un estudio en Italia sobre la importancia del Barroco. Su mirada se centra en la decadencia del movimiento Moderno en su falta de significación, a diferencia de la arquitectura histórica. La arquitectura en sí es una expresión cultural que, si bien la producen los arquitectos, está dentro de un contexto incluso histórico de evolución. La ruptura de base populista en contra las élites que la producen es la incorporación de la Ética hacia la Estética y lo que se perdió es el rumbo de hacer ciudades humanas, más sustentables, en pro de la falacia del progreso y de la falta de códigos del Moderno.

El Movimiento Posmoderno restituye la continuidad evolutiva de la arquitectura al permitirse interpretar los signos de la arquitectura histórica, así al mirarla desde la modernidad las propuestas de éxito se rescatan para volverlas aplicar, ahora con inclusión de materiales, tecnología y usos diferentes. Pero no se pierden los signos conocidos que nos hacen habitable la arquitectura.

Interior de la casa de Emilio el Indio Fernández

En México el movimiento se desarrolla previamente a la época de los 70 con la arquitectura de Luis Barragán; ya en forma está con el trabajo, de Armando Bravo en Xalapa y Coatepec, así como de Manuel Parra, escenógrafo y constructor de la casa de Emilio el Indio Fernández, herencia directa con este tipo de arquitectura regional que impactó en la generación de películas, que retoman el estilo de las hacienda, sobre todo en la colonia Coyoacán en la Ciudad de México


La referencia de la Arquitectura de Bernal Lascuráin es la llamada arquitectura regional, mexicana o colonial. Se trata de una construcción de tabique visto, es decir aquel que no está aplanado, ventanas de madera verticales, remates de cantera y techos de teja, aunque sean de concreto, con vigas de madera. Para hacer este tipo de arquitectura se requiere artesanos especializados ya que el común de albañiles y constructores no lo usan estas técnicas pues se requiere mucho control de la obra y solución de detalles. El solo hecho de pasar las instalaciones ocultas requiere una planeación en la obra inicial para que se soluciones a la par de la albañilería.


Perseverar en este tipo de arquitectura es admirable porque en general los arquitectos construyen el estilo que les pide el cliente a diferencia de Bernal, que lo buscan por el tipo de arquitectura que hace, sobre todo por la calidad de la construcción y los acabados. Por lo que, además de desarrollar el sistema de composición muy vinculado a la historia de la arquitectura desde los griegos y romanos, incorpora tecnología contemporánea.


Otro dato interesante de su arquitectura es que incorpora las características del sitio: si cuenta con árboles y jardín, es una arquitectura de apariencia rural, pero con características urbanas, si bien se vincula al exterior con los jardines, se aísla de la calle como lo hace el Minimalismo.


Las constantes de su obra, como son los arcos, las bóvedas, los remates en las puertas y ventanas, las cenefas, que es la protección de la base de los muros, la limpieza del acabado en los muros de tabique, los aleros y terrazas al ser planas, nos recuerdan la arquitectura griega, con las herrerías. Pero además las fuentes, que nos recuerdan el impluvion de la arquitectura romana con la inclusión de esculturas.


Lo más importante es que es una arquitectura de interiores, que se extiende hacia el exterior, está diseñada para el confort y la sensación de abrigo por la solidez de sus muros gruesos por la forma de sus remates y el grosor en las ventanas. Los complementos de los muebles, algunos originales, esculturas, pinturas y lámparas crean un ambiente escenográfico muy mexicano.


En los conjuntos habitacionales, no repite el modelo sino lo articula para provocar la idea de aldea, de callejón en los accesos. El color, usa el aplanado en los muros, con el rojo quemado, sigue dando el color tierra de barro del tabique, contrastado con el azul turquesa, muy utilizado en la arquitectura griega mediterránea. El manejo de los efectos de luz con el color, que significa luz congelada nos recuerda a Luis Barragán interpretando la arquitectura marroquí, con el amarillo mostaza y el azul añil quemado. Como si fuera pintor de cuadros de arquitectura.

Ágora de la ciudad

De la extensa obra, mayormente habitacional unifamiliar, también están las remodelaciones del Ágora y de la Biblioteca Carlos Fuentes, en Xalapa donde podemos ver ya la interpretación posmoderna de la arquitectura regional, así como la restauración de la Ex-Hacienda de El Lencero, casa de Antonio de Santa Anna.

Galería del Ágora de la ciudad

Pero el proyecto de la casa minimalista, ya con un lenguaje muy maduro del Posmoderno, es espectacular como arquitectura de interiores, conserva el lenguaje de los elementos de su obra a lo largo de 50 años de profesión, con todos muebles blancos, así como los aplanados, complementándolos por oposición de color con las viguerías, pisos en color arena con tapetes de piso de madera de encino americano. Al simplificarse radicalmente los colores y los objetos la luz es la protagonista del espacio, por los tonos que reflejan las diferentes formas y áreas, así como las figuras que conforman los rayos de luz.

Casa minimalista de Bernal Lascuráin

Bernal Lascuráin Rangel es un arquitecto xalapeño, egresado en 1970 en la Universidad Veracruzana. Trabajó con Manuel Parra y fue becario de la UNESCO en Madrid, publicó un libro sobre la Hacienda y es miembro de número de la Academia Nacional de Arquitectura, capítulo Estado de Veracruz.

La obra de Bernal Lascuráin Rangel que presentó en la primera asamblea de la Academia en 27 de abril 2023, la cual se circunscribe dentro del movimiento Posmoderno, tal vez no consciente, sino dentro del paradigma de la época.

Bernal Lascuráin

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