Pero lo que hace especial el aprendizaje es es ambiente que se generan en el aula y las situaciones de aprendizaje enriquecedoras que se disfrutan cuando se comparten materiales, se platica con los compañeros, se escucha de manera personalizada y se experimenta con materiales y técnicas sobre el proceso.
¿En qué me enriquece aprender en el aula?
Tus experiencias se desarrollan a través de actividades variadas y ricas en sus contenidos. Ellas te permiten observar tu contexto con una visión más enriquecida y te otorgan la flexibilidad de tener espacios habilitados para un mejor desempeño. En los espacios adecuados, tu capacidad de observación, percepción y análisis se afina conduciéndote a pensamientos más profundos y analíticos que fortalecen tu criterio; tu motivación se incrementa a partir de vivir experiencias reales que aprendes a resolver o proponer cosas que aportan al desarrollo de tus inteligencias múltiples (Gardner, 1995).
Entre algunos de los elementos afectivos que encontramos del aprendizaje en convivencia están:
1) Proporcionar opciones para captar el interés
2) Proporcionar opciones para mantener el esfuerzo y la persistencia en las meta
3) Proporcionar opciones para la autorregulación y adaptación de mejoras en los procesos de trabajo estimulados por la interacción
Gracias a ello es posible experimentar de una manera más sensorial la experiencia de aprender, nos divertimos en convivencia y, a veces, hasta nos enamoramos.
Los ambientes de aprendizaje nos ayudan a ver la diversidad creativa, a la comunicación, nos enriquecemos de los otros, analizamos y retroalimentamos cuando necesitamos realizar ajustes de mejora.
Y te preguntas, ¿para qué me puede servir convivir y trabajar interactuando con los demás? Porque además de que nos ayuda a generar vínculos amistosos y a explorar ideas, podemos aclarar en el proceso de construcción dudas, fomentar la colaboración, facilitar estrategias y habilidades para afrontar soluciones trabajando para lograr objetivos que a futuro nos servirán en el desarrollo de habilidades y capacidades en el desempeño profesional, educando nuestra capacidad de observar las necesidades del contexto.
No todos aprendemos igual y eso es lo que nos ayuda a enriquecernos de la experiencia de los otros y vivimos un proceso de “cómo aprender” encontrando diferentes opciones para realizar o lograr algo que nos proponemos realizar.
Referencias
Asubel, D. (2002). Adquisición y retención del conocimiento: una perspectiva cognitiva. Ediciones Paidós, Barcelona (España)
Gardner, H. (1995). Inteligencias Múltiples. La Teoría en la Práctica. Barcelona: Paidós.
Mora, F. (2013). Cinco Propuestas de la Neurociencia para mejorar tus clases. Barcelona. Universidad de Barcelona. DOI: http://5-propuestas-de-la-neurociencia-para-mejorar-tus-clases/.