jueves, 21 de abril de 2022

Orgullo Gestalt: Alejandro Carrera - Primera parte


Autor: Alejandra Palmeros Montúfar

Cuando el Diseño toca tu vida, la percepción que tienes acerca de tu mundo cambia. Cuando miras el mundo a través del crisol del diseño, nada es como antes. Esta es la primera entrega de la historia que nos compartió Alejandro Carrera. Es un relato lleno de música y arquitectura, dos lenguajes con mucho en común y que aprendieron a enriquecerse.

Alejandro Carrera nació en la ciudad de Xalapa, Veracruz. Su infancia en ese entonces fue como la de cualquier otro pequeño que salía a jugar en las calles con libertad. Sin embargo, una época particularmente recordada fue durante el proceso de pavimentación de su calle. Alejandro jugó entre las máquinas y las pilas de materiales, hizo presas para el agua que escurría después de la lluvia, cavó túneles e hizo puentes, construyó pequeñas ciudades para sus coches y se deslizaba calle abajo con los chicos de la cuadra y sus primos. A la par de estos juegos, observó el proceso de los ingenieros y arquitectos quienes poco a poco cambiaron la imagen de la calle. Esta misma experiencia la vivió en su jardín trasero cuando su familia agregó el segundo nivel de su casa, enriquecida por las charlas de los mayores sobre el tema, pues en su familia había muchos ingenieros. En aquellos años, salir a pasear los domingos por la mañana era ir en familia al lago de las Ánimas a ver los patos y demás fauna, pero su atención caía en los diseños de las casas.

Ejercicio de color. Diseño Básico

La música también formó parte de su infancia ya que su madre siempre tenía puesto el tornamesa en casa. Además, a sólo unas casas de distancia, ensayaba un grupo musical que tocaba principalmente en eventos. Alejandro solía visitarlos a escondidas porque él era sólo un niño y para los músicos adultos, él era como otro miembro de la banda. Recuerda que en ese entonces los observaba practicar y divertirse tocando durante horas.

Estando en la Secundaria Técnica No. 3, aprendió a tocar el bajo eléctrico y formó un grupo con sus compañeros. Gustavo Bureau, renombrado músico xalapeño, hijo del arquitecto y docente de la UV, era el baterista y con él forjó una sólida amistad. Estando en 3er año, comenzaron a tocar en muchos de los espacios musicales de la ciudad de Xalapa. Alejandro estaba muy entusiasmado de tocar, de encontrar amigos y aprender.

Móvil (wheel roller) desarrollado en la asignatura de Color

Cuando comenzó la preparatoria, su madre, que no estaba tan entusiasmada con la posibilidad de que hiciera una carrera como músico, le puso como condición para seguir tocando nunca fallar en lo académico. Alejandro asumió con madurez esa petición y pudo organizarse para salir avante en su educación media superior en la Oficial B, una de las instituciones de mayor exigencia. Aunque hubiera días en que se ausentaba por sus presentaciones foráneas de su grupo, Santa Cecilia, Alejandro podía ponerse al corriente y demostrar que con tal de seguir con la música, podía estudiar y ser un alumno ejemplar. Esos años fueron ricos en experiencias pues en Xalapa había una gran cantidad de músicos de diversos géneros y se vivía mucha actividad; las bandas viajaban a diferentes latitudes y muchas de ellas despuntaron.

Modelo iconográfico a partir de una pintura de El Lissitzky

Al finalizar esta etapa formativa, tras obtener el ingreso en la Universidad Veracruzana en la Facultad de Arquitectura, Alejandro y su banda recibieron una oferta laboral por seis meses en Cancún, Quintana Roo. Para él fue una decisión compleja ya que con 18 años, sabía que era una gran oportunidad laboral, pero que tendría que poner pausa a su formación académica. En casa tenía mucha presión porque tenían altas expectativas profesionales y seguían sin ver un futuro seguro en el ámbito musical. Pero Alejandro siguió su pasión y partió, prometiendo volver. Durante esa época Alejandro Carrera participó en un proyecto de música electrónica, con una alternativa diferente al integrar los instrumentos de una banda de rock. La producción independiente recibió el nombre de Electrorgánico 1.1 de Móvil para el cual Alejandro diseñó la imagen gráfica.

Diseño visual del proyecto Electrorgánico 1.1

Cuatro años después, Alejandro decidió retomar el área académica y volvió a su ciudad natal decidido a retomar su interés por la arquitectura. Esta vez optó por la oferta de la entonces Escuela Gestalt de Diseño por presentar un programa centrado en el diseño y la experimentación.

Exploración del concepto Explosión.
Imagen de un proyectil en el momento del impacto y configuración resultante.

Con su capacidad de adaptación, volver a las aulas no fue complicado. Con 22 años pudo llevar a la par sus actividades de músico sin descuidar sus estudios. Alejandro tocaba por las noches y estudiaba por las mañanas. Recuerda cómo su atención podía dividirse en el cuidado del diseño de modelos y maquetas a la par que escuchaba música por horas. Disfrutó mucho el proceso de los talleres y aunque había presentaciones con su nueva agrupación, Bajo Cero, no descuidó la universidad; Alejandro financió sus estudios de manera independiente.

Modelo iconográfico a partir de referencias visuales de la Bauhaus

Su época de universitario le permitió conocer amigos entrañables y maestros que marcaron su quehacer profesional: Filiberto Triana, Peter North, Zenén Montes, Carlos Cabañas, Joel Olivares y Brahim Bautista. Éste último lo invitó a colaborar en su despacho, Médula Arquitectos. Alejandro diseñó la imagen de identidad, así como diversas aplicaciones, pero también hizo prácticas profesionales y aprendió a su lado muchos aspectos relacionados con la obra en papel y ejecución. Lo que más recuerda y está agradecido de aprender, son los talleres y proyectos en los que la experimentación era la parte medular del proceso. Asistir a la universidad o a la oficina era sobre todo divertido, estimulante, una invitación a crear y explorar.

Representación gráfica como parte del proceso de composición

De entre todos los arquitectos que conoció en la carrera, Alejandro Carrera admiraba en supremacía a Zaha Hadid por su capacidad de experimentación y por crear formas que nadie esperaría. El trabajo de Zaha era arquitectura continua, líquida, fluida, evanescente; como la música que jamás abandonó del todo. Había algo en los diseños de esta arquitecta que despertaba su deseo de seguir explorando y aprendiendo.


Al concluir la licenciatura, Alejandro Carrera se inscribió a la Maestría en Diseño de la Arquitectura y su Entorno Urbano en la UGD en donde tuvo un acercamiento diferente con la arquitectura. Aunque cursó algunas asignaturas con docentes que ya conocía en la licenciatura, tener compañeros de otras instituciones, las experiencias tuvieron un perfil diferente.

Proceso de diseño del proyecto de desarrollo urbano para un Edificio Corporativo Comercial

Su fascinación por el trabajo de Zaha Hadid aumentó y lo llevó a buscar escuelas en donde poder coincidir con ella. Identificó que colaboraba en diferentes Másters internacionales y decidió aplicar en distintas instituciones académicas. Localizó las opciones en Londres, Barcelona, Viena y Nueva York. Alejandro armó su portafolio con trabajos de licenciatura, maestría y experiencia profesional. La alegría fue máxima al recibir una respuesta positiva de todas las escuelas; no podía creerlo.

VS Bulding. Proyecto experimental de fusión del lenguaje maximalista y minimalista

Ponderando los pro y contras de cada opción, Alejandro decidió migrar a Austria. En un mes arregló sus documentos para no perder la oportunidad de aprender de grandes arquitectos de talla mundial como Wolf Dieter Prix de Coop Himmelbau, Tom Mayne del grupo Morphosis, Eric Owen Moss, Patrick Schumaher, Greg Lynn y por supuesto, su tan admirada Zaha Hadid, en la Universidad de Artes Aplicadas de Viena.

Análisis del sistema prensil del camaleón para aplicar en el diseño de un nodo móvil

Para Alejandro, el haber sido seleccionado en cada una de estas grandes universidades puso en evidencia que estaba preparado para demostrar sus habilidades creativas para desarrollar proyectos originales más allá de lo convencional. Por más estudios y documentos que se tengan, lo que las oficinas de arquitectura buscan en un colaborador es la capacidad de sorprender proactivamente. Desarrollar proyectos desde un concepto coherente para el inversionista y funcional para el usuario es sumamente valioso. Esto lo confirma en su actual posición trabajando en Frankfurt, Alemania, así como su experiencia y colaboración en oficinas en la ciudad de Viena, Austria en donde cualquier propuesta debe ser resultado de una reflexión y aplicado con conciencia.

Puente peatonal migratorio. Proyecto para concurso de la revista Arquine

En este sentido, para Alejandro cualquier carrera, y en especial una como Arquitectura, no concluye con la finalización de los cursos o la obtención de un título. Una carrera es una profesión de vida que crece, cambia y se adapta a las circunstancias de vida que te rodeen. La música y la arquitectura son parte de su vida y su trabajo profesional lo ha demostrado.

No te pierdas la siguiente parte de la historia de vida de Alejandro Carrera.

Modelo aplicando el concepto de cantiléver y figura-fondo

Modelo del proyecto Flying Brick

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