Autor: Joel Olivares Ruiz
Es el caso de la mezquita de Djamé donde la volumetría es maciza y la altura mayor a un solo nivel, al ser elaborada en adobe, se estructura con troncos que, a la vez, dan una textura haciendo que el volumen se perciba menos pesado.
También podemos ver la solución estructural de dividir el volumen en partes salientes para crear contrafuertes, como es en caso de la mezquita de Ashanti, en Ghana, donde el volumen completo está estructurado con contrafuertes salientes, los cuales se usan como textura decorativa. En lo que se refiere a las casas clásicas redondas de adobe y paja, la inclusión de pinturas decorativas, relacionadas a la cerámica, serían como los conceptos de la arquitectura africana. En los cuatro ejemplos expuestos hay un elemento común: es la textura geométrica sea pintada, resaltada o volumétrica, estructurada como elemento decorativo que para las tribus africanas resulta parte del ícono de la arquitectura.
En la actualidad podemos recopilar arquitectura africana que tenga estos conceptos iconográficos como el material de adobe y la textura consecuente, ya sea en edificios públicos, como es el caso del Niamey Pavilion, donde al separar el techo de lámina se produce una ventilación cruzada, que permite la salida del aire interior, que por la sombra es más fresco y al encontrarse con la capa de aire, de mayor temperatura en la parte superior, calentada por la radiación del techo de lámina. Así se produce el llamado efecto Venturi, provocando la circulación del aire, aunque esta no esté presente. La textura la podemos observar en la celosía y en las puertas.
El Mercado Lidera en Etiopía, es una interpretación minimalista de un edificio de celosía donde se contrasta la simplicidad del volumen con la excavaciones abovedadas en la entrada de la esquina y de la parte inferior. La Mezquita árabe construida en Vietnam, aunque geográficamente sea oriental, tiene esa iconicidad africana en el uso de la textura geométrica en bajo relieve.
En algunas charlas que tuvimos con Enrique Murillo, expresó su fascinación de la arquitectura africana. Planteaba que a partir del momento en que la conoció experimentó sobre los conceptos de esa arquitectura para integrarla a su obra y estaba convencido que era única en México.
De alguna manera tiene razón en su afán de encontrar orígenes, el desarrollo humano proviene desde su nacimiento en África y de ahí transita hacia el norte, hacia Medio-oriente para poblar Europa, Asia y posteriormente América. Si en el inconsciente colectivo de la humanidad quedan rastros de culturas pasadas desde las cavernas como arquetipos, es tarea de la arquitectura buscar nuestros orígenes más allá del estilo mal llamado colonial, y recuperar conceptos, para aplicarlos de manera fenomenológica.
Carl Jung y Gastón Bachelard los fundamentan en sus teorías sobre el inconsciente colectivo en donde la arquitectura es una expresión cultural. Uno cree que las épocas primitivas están muy distantes de nuestras concepciones de espacio, sin embargo, como entes biológicos en desarrollo conservamos signos de percepción intuitiva de sitios y lugares confortables y seguros.
Diseñar el hábitat como Arquitectura es crear espacios que, sin saber por qué, para el usuario encajan y le hacen apropiarse de manera empática sitios como su territorio.
La casa roja está construida en Xalapa cerca de Briones. Aquí aplicó Murillo una volumetría abovedada como composición masiva de las partes que constituyen la composición. La textura del piso es lo relevante que nos transporta a la imagen de aldea, el color rojo representa para la cultura africana la sangre del toro, ícono ritual de fortaleza.
La casa en Mandinga sería lo más cercano a una interpretación africana, que rebasa cualquier referencia mexicana. La composición arquitectónica o partido es una aldea al ser una casa de vacaciones en el trópico, la ventilación e informalidad es la que se traduce a la integración del jardín en toda la casa, por ello trata los volúmenes claramente reconocidos como grandes vasijas de cerámica con celosías más que ventanas y cúpulas altas para iluminar sin meter radiación, a la vez de dejar salir el aire caliente.
El trato de esos volúmenes nos remonta a Marruecos, cuyas casas al ser pintadas de blanco se reconstituyen como formas arquitectónicas. El remate africano que vincula en su origen a la arquitectura mexicana con la zona costera es la palapa, resulta una loa a la zona de inmigración africana en Veracruz.
En esta etapa de experimentación está el salón y celosía que se construyó cerca de las Trancas; allí se nota el paso del uso icónico de la celosía como textura hacia el diseño de parteluces lecorbusiano, en la estancia de este salón se observa el diseño gráfico aplicado al piso, netamente africano.
En Boca del Rio Veracruz se encuentra esta elegante casa con la entrada en la esquina la cubierta de bóvedas que nos refiere a la parte africana del norte árabe, las troneras lecorbusianas para proporcionar el máximo de iluminación con el mínimo de asoleamiento. Un excelente ejemplo bioclimático para la zona costera de Veracruz.
El último bloque de residencias que conservan este enfoque iconográfico ya muy abstracto de la arquitectura africana, lo podemos observar en estos tres ejemplos de la casa en las Animas con la torre como observatorio, en Zoncuantla la volumetría pintada en gris y la casa en blanco ubicada en Residencial Los Lagos en Xalapa, es una simbiosis de conceptos lecorbusianos con el arco que acoge la entrada y los volúmenes que la enmarcan, resulta una obra escultórica de calidad y significado.
Las influencias de la arquitectura como fenómeno cultural desarrollado en México provienen principalmente de Europa, notablemente con la empatía mediterránea, aunque se valora la visión de avanzada tecnológica de los países nórdicos y, en nuestro caso, norteamericanos. Por lo tanto, la arquitectura africana la miramos como artesanal, de esta manera es relevante que Enrique Murillo la haya tomado en cuenta e interpretado en algunas de sus obras.
La arquitectura en África ha sido, como en la mayor parte del mundo, colonialista, es decir los estilos y movimientos, sobre todo en Europa, han repercutido en las obras importantes, siendo el resto en la ciudad un caos de autoconstrucción y lo que aún perdura, de manera original en África, está en las regiones rurales. Esto es debido a que las pequeñas tribus conservan su identidad en la manera de organizarse y en sus sistemas de construcción, por ello es interesante rescatar conceptos que provienen de culturas ancestrales, desde las chozas de madera y palma hasta las casas de adobe, según el clima y los materiales de la región, pero entre estos dos modelos se pueden encontrar vinculaciones que proporcionan formas exclusivas de este continente. Por ejemplo, las casas de Tolek en Camerún, utilizan como forma la estructura del cono, el material del barro y el decorado para provocarle nervaduras, de esa manera, las superficies no se quiebran con la resequedad del sol y además no requieren que su acabado sea bien geométrico y preciso para verse bien. Sería una mezcla entre el adobe y las estructuras de ramas de madera, lo que aquí en México conocemos como bajareque.
La arquitectura en África ha sido, como en la mayor parte del mundo, colonialista, es decir los estilos y movimientos, sobre todo en Europa, han repercutido en las obras importantes, siendo el resto en la ciudad un caos de autoconstrucción y lo que aún perdura, de manera original en África, está en las regiones rurales. Esto es debido a que las pequeñas tribus conservan su identidad en la manera de organizarse y en sus sistemas de construcción, por ello es interesante rescatar conceptos que provienen de culturas ancestrales, desde las chozas de madera y palma hasta las casas de adobe, según el clima y los materiales de la región, pero entre estos dos modelos se pueden encontrar vinculaciones que proporcionan formas exclusivas de este continente. Por ejemplo, las casas de Tolek en Camerún, utilizan como forma la estructura del cono, el material del barro y el decorado para provocarle nervaduras, de esa manera, las superficies no se quiebran con la resequedad del sol y además no requieren que su acabado sea bien geométrico y preciso para verse bien. Sería una mezcla entre el adobe y las estructuras de ramas de madera, lo que aquí en México conocemos como bajareque.
Es el caso de la mezquita de Djamé donde la volumetría es maciza y la altura mayor a un solo nivel, al ser elaborada en adobe, se estructura con troncos que, a la vez, dan una textura haciendo que el volumen se perciba menos pesado.
También podemos ver la solución estructural de dividir el volumen en partes salientes para crear contrafuertes, como es en caso de la mezquita de Ashanti, en Ghana, donde el volumen completo está estructurado con contrafuertes salientes, los cuales se usan como textura decorativa. En lo que se refiere a las casas clásicas redondas de adobe y paja, la inclusión de pinturas decorativas, relacionadas a la cerámica, serían como los conceptos de la arquitectura africana. En los cuatro ejemplos expuestos hay un elemento común: es la textura geométrica sea pintada, resaltada o volumétrica, estructurada como elemento decorativo que para las tribus africanas resulta parte del ícono de la arquitectura.
En la actualidad podemos recopilar arquitectura africana que tenga estos conceptos iconográficos como el material de adobe y la textura consecuente, ya sea en edificios públicos, como es el caso del Niamey Pavilion, donde al separar el techo de lámina se produce una ventilación cruzada, que permite la salida del aire interior, que por la sombra es más fresco y al encontrarse con la capa de aire, de mayor temperatura en la parte superior, calentada por la radiación del techo de lámina. Así se produce el llamado efecto Venturi, provocando la circulación del aire, aunque esta no esté presente. La textura la podemos observar en la celosía y en las puertas.
El Mercado Lidera en Etiopía, es una interpretación minimalista de un edificio de celosía donde se contrasta la simplicidad del volumen con la excavaciones abovedadas en la entrada de la esquina y de la parte inferior. La Mezquita árabe construida en Vietnam, aunque geográficamente sea oriental, tiene esa iconicidad africana en el uso de la textura geométrica en bajo relieve.
En algunas charlas que tuvimos con Enrique Murillo, expresó su fascinación de la arquitectura africana. Planteaba que a partir del momento en que la conoció experimentó sobre los conceptos de esa arquitectura para integrarla a su obra y estaba convencido que era única en México.
De alguna manera tiene razón en su afán de encontrar orígenes, el desarrollo humano proviene desde su nacimiento en África y de ahí transita hacia el norte, hacia Medio-oriente para poblar Europa, Asia y posteriormente América. Si en el inconsciente colectivo de la humanidad quedan rastros de culturas pasadas desde las cavernas como arquetipos, es tarea de la arquitectura buscar nuestros orígenes más allá del estilo mal llamado colonial, y recuperar conceptos, para aplicarlos de manera fenomenológica.
Carl Jung y Gastón Bachelard los fundamentan en sus teorías sobre el inconsciente colectivo en donde la arquitectura es una expresión cultural. Uno cree que las épocas primitivas están muy distantes de nuestras concepciones de espacio, sin embargo, como entes biológicos en desarrollo conservamos signos de percepción intuitiva de sitios y lugares confortables y seguros.
Diseñar el hábitat como Arquitectura es crear espacios que, sin saber por qué, para el usuario encajan y le hacen apropiarse de manera empática sitios como su territorio.
La casa roja está construida en Xalapa cerca de Briones. Aquí aplicó Murillo una volumetría abovedada como composición masiva de las partes que constituyen la composición. La textura del piso es lo relevante que nos transporta a la imagen de aldea, el color rojo representa para la cultura africana la sangre del toro, ícono ritual de fortaleza.
La casa en Mandinga sería lo más cercano a una interpretación africana, que rebasa cualquier referencia mexicana. La composición arquitectónica o partido es una aldea al ser una casa de vacaciones en el trópico, la ventilación e informalidad es la que se traduce a la integración del jardín en toda la casa, por ello trata los volúmenes claramente reconocidos como grandes vasijas de cerámica con celosías más que ventanas y cúpulas altas para iluminar sin meter radiación, a la vez de dejar salir el aire caliente.
El trato de esos volúmenes nos remonta a Marruecos, cuyas casas al ser pintadas de blanco se reconstituyen como formas arquitectónicas. El remate africano que vincula en su origen a la arquitectura mexicana con la zona costera es la palapa, resulta una loa a la zona de inmigración africana en Veracruz.
En esta etapa de experimentación está el salón y celosía que se construyó cerca de las Trancas; allí se nota el paso del uso icónico de la celosía como textura hacia el diseño de parteluces lecorbusiano, en la estancia de este salón se observa el diseño gráfico aplicado al piso, netamente africano.
En Boca del Rio Veracruz se encuentra esta elegante casa con la entrada en la esquina la cubierta de bóvedas que nos refiere a la parte africana del norte árabe, las troneras lecorbusianas para proporcionar el máximo de iluminación con el mínimo de asoleamiento. Un excelente ejemplo bioclimático para la zona costera de Veracruz.
El último bloque de residencias que conservan este enfoque iconográfico ya muy abstracto de la arquitectura africana, lo podemos observar en estos tres ejemplos de la casa en las Animas con la torre como observatorio, en Zoncuantla la volumetría pintada en gris y la casa en blanco ubicada en Residencial Los Lagos en Xalapa, es una simbiosis de conceptos lecorbusianos con el arco que acoge la entrada y los volúmenes que la enmarcan, resulta una obra escultórica de calidad y significado.
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