jueves, 25 de enero de 2024

Perfección: búsqueda implacable


Autor: Marina Dávila Gorbea
Ilustraciones: Giselle Herrera (@RedVelvetCu)

El miedo a fallar, ser excesivamente autocríticos y con expectativas personales extremadamente altas te somete a una presión extrema que, si no es abordada convenientemente y canalizada, puede afectar a tu salud física y mental, generando diversos trastornos.

El perfeccionismo puede causarte insomnio, estado de ánimo bajo y ansiedad de manera más o menos transitoria, puede ser un factor de riesgo y mantenimiento de una serie de complicaciones como depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo, los trastornos de ansiedad por enfermedad y diferentes expresiones de ansiedad clínica.



Ser perfeccionista te atrapa en un círculo de expectativas, frustraciones y amenazas, que se torna perjudicial y en cierta forma incontrolable. Atento a las alarmas con pensamientos como:
  • Considerar que hagas lo que hagas, siempre será insuficiente.
  • Disminuir tu percepción de autoeficacia y autocontrol.
  • Disminuir tu autoestima y la aceptación personal.
  • Elevar la necesidad de aprobación.
  • Aumentar la percepción de estrés, la preocupación por evitar errores.
  • Alimentar la rumiación obsesiva de hechos o pensamientos.
  • Malinterpretar interpretar la información.
  • Incrementar la percepción errónea y desajustada.
  • Aumentar la crítica y valoración de los resultados obtenidos.
  • Considerar que hagas lo que hagas será insuficiente.

Si nuestra forma de pensar se afecta gravemente por esta búsqueda implacable de la perfección, se torna en un obstáculo que paraliza los progresos y genera elevadas tasas de distrés emocional (estrés negativo y perjudicial).

Recuerda que todo es un proceso y que la perfección es subjetiva. No es posible ser perfecto, pero sí perfectibles. Ser mejor cada día no implica confundir la autorrealización con la autoexplotación, implica ser mejor primeramente contigo mismo.



Estos tips te puede auxiliar a transformar tu pensamiento y calmar esa ansiedad:
  • Identifica la presencia de “deberías” en tu auto-diálogo y cámbialas en preferencias flexibles como “preferiría que…” o “me gustaría que…”
  • Limita la tendencia a pensar en términos absolutos de “todo o nada”, “bueno o malo”, “perfecto o imperfecto”. Disfruta de la paleta de colores en los resultados. El tono medio también existe y no tiene que ser gris. El tono medio existe en todos los colores. El que no sea perfecto no significa en ningún caso que sea malo, feo o no tenga valor. Todo es mejorable, pero se trata de disfrutar de lo que has hecho, no de lamentarse de que podría ser mejor.
  • No caigas en las trampas de la sobregeneralización. No siempre tienes que ser tú quien haga todo. Un verdadero líder también sabe delegar y confía.
  • Organiza y planifica tus metas en sub-metas o pasos que aumentarán tu percepción de autoeficacia y satisfacción, dotando de flexibilidad e indicadores más realistas de tus progresos.
  • Enfócate en tus avances tu progreso y no te dejes atrapar por pensamientos catastrofistas.
  • Identifica tus estándares perfeccionistas y cámbialos por metas alcanzables, secuenciales y flexibles.
  • Sobre todo, pregúntate ¿por quién hago todo esto? Y... las expectativas que pides ¿son realmente expectativas tuyas?
Si te sientes agobiado por el perfeccionismo y buscas ayuda, con gusto te atendemos.

¡Visítanos en el departamento de Bienestar Emocional en la UGD o pide tu cita vía correo mdg@ugd.edu.mx o WhatsApp 55 75 62 20 19


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