martes, 30 de enero de 2024

Redes sociales… ¿premio o castigo?


Autor: Mariana Dávila Gorbea
Ilustraciones: Giselle Herrera (@RedVelvetCu

En la actualidad, las redes sociales se han convertido en un espacio cibernético indispensable a todos niveles. Para muchos jóvenes, ser usuario de una red adquiere un valor de identidad y un sentido de pertenencia porque “si no estás, no existes”.

Las redes sociales están presentes, por ello es importante conocer qué repercusiones tienen en la salud, puesto que ya se ha identificado lo que su uso excesivo puede causar en el cerebro.

Sabemos que existen elementos indispensables para la vida del ser humano como lo es el agua y aun así, en cantidades excesivas puede causar hiponatremia: la concentración excesiva de sodio en la sangre anormalmente baja, una de las causas principales la sobrehidratación.

Así como los riñones procesan y eliminan los desechos y el exceso de líquido del cuerpo, sobre hidratarlos incrementa la progresión del daño renal. Incluso las cosas buenas, nos pueden hacer mal.


La utilización excesiva de las redes sociales está relacionada con cambios en el cerebro, sobre todo de los jóvenes y en su forma de responder al mundo que les rodea, resultando en cerebros hipersensibles a las respuestas sociales.

Te explico:

El sistema dopaminérgico en nuestro cerebro es una red de neuronas que utiliza la dopamina como neurotransmisor.

La dopamina desempeña un papel crucial en la regulación de nuestras emociones, motivación y recompensa.

Al estar expuestos a estímulos gratificantes, como recibir una notificación en las redes sociales, se activa el sistema de recompensa en el cerebro, liberando dopamina y generando una sensación de placer y satisfacción. Ahora, este tipo de plataformas proporcionan este flujo constante e impredecible de retroalimentación social en forma de me gusta, comentarios, notificaciones y mensajes, influyendo en la respuesta y reacción ante situaciones sociales en la vida real. En pocas palabras, te hacen neurológicamente más sensible a las recompensas y castigos sociales.


El mundo real no es como en redes y eso no me gusta.

Recuerda que nuestro cerebro no distingue de cualquier evento o pensamiento si pasó, está pasando o pasará; lo toma todo como real. Justo como cuando vemos una película de terror, comedia o de acción: reaccionamos, brincamos, reímos y lloramos aunque sabemos que a fin de cuentas, en la pantalla vemos actuación y efectos especiales. En este sentido, nuestro cerebro está a merced de emociones y disparos químicos.

Se ha demostrado que el abuso de las redes sociales provoca cambios anatómicos en el cerebro similares a los relacionados con otras adicciones, como las sustancias y el juego.

Inclusive el uso excesivo de las redes sociales se ha asociado con niveles más altos de ansiedad, depresión y sentimientos de soledad.

Pero no nos asustemos de más. Solo recuerda:

TODO EN EXCESO ES MALO

Por ello es importante establecer un equilibrio saludable en el uso de las redes sociales y fomentar hábitos conscientes.

Esto te puede ayudar:
  1. Establece límites de tiempo: Define un tiempo específico para el uso de las redes sociales y evita pasar largos períodos en ellas. Establecer límites ayudará a reducir la dependencia y mantener un equilibrio con otras actividades.
  2. Practica la autorregulación: Sé consciente de tus emociones y pensamientos al usar las redes sociales. Si notas que te sientes ansioso, triste o inseguro después de un período de uso, considera tomar un descanso y enfocarte en actividades que te brinden bienestar.
  3. Cultiva relaciones offline: Dedica tiempo a interactuar en persona con familiares y amigos. Las conexiones reales y significativas fuera de las redes sociales pueden brindarte un sentido de pertenencia y satisfacción emocional.



  4. Sé selectivo con tus conexiones: Elige cuidadosamente a quién sigues en las redes sociales y sé consciente de cómo te hacen sentir sus publicaciones. Si notas que ciertas cuentas generan envidia o malestar, considera dejar de seguirlas para preservar tu bienestar emocional.
  5. Practica el autocuidado: Dedica tiempo a actividades que te brinden alegría y bienestar, como el ejercicio, la meditación, la lectura o la creatividad. Estas actividades ayudan a reducir el estrés y fortalecen tu bienestar emocional.
Para mayor información, te esperamos en el departamento de psicopedagogía de Bienestar Emocional de la Universidad Gestalt de Diseño.

Recuerda puedes sacar tu cita vía WhatsApp 5575622019 o correo electrónico mdg@ugd.edu.mx.

Con cariño Psic. Mariana Dávila Gorbea

No hay comentarios.:

Publicar un comentario